Estilo de vida de un ser humano
Desde muy pequeño
siempre vivía la vida sin ningún problema solamente con un objetivo que era
vivir y disfrutar de mis padres, y de despertar junto a ellos.
Todos los días
desde que tengo recuerdos, siempre existe en mi memoria, la dicha de haber
demostrado todo el amor de un hijo hacia sus padres.
Mientras el
tiempo pasaba, los ideales de un niño
iban cambiando a un pensamiento de un adolescente lleno de preguntas y
de perjuicios que existía en la sociedad.
Esa misma
sociedad que un tiempo atrás preguntaba
y señalaba a mi padre Georing Rivadeneira
como una persona revolucionaria y de pensamiento libre y de un educador que
nunca negó a ningún ser humano su mano de aprendizaje.
Son pocos los
recuerdos que tengo de mi padre cuando era apenas un niño. Pero ahora que soy
un hombre gracias a las enseñanzas de mis padres y los ejemplos que me han
inculcado desde pequeño, como el respeto, la solidaridad, la honestidad, la
sinceridad en este camino de la vida.
Cuando apenas era
un adolecente recibí la noticia más dolorosa de mi vida y era que mi padre
tenía cáncer y que debía someterse a quimio terapia. Dentro de mi corta edad, se
me cruzaba en la mente los amigos de mi padre que tuvieron esa enfermedad y que
nunca la pudieron superar, pero en este caso fue diferente porque mi padre me demostró la lucha que debe
tener una familia unida y un hombre para
pelear contra esta enfermedad que pone Dios y la vida.
No olvido los
días que iba con mi madre y mis hermanas a visitar a mi padre en uno de los
lugares que marco mi vida, ya que en ese
lugar ayudaron a superar la enfermedad pero al mismo tiempo destruyeron el estilo de vida de un
ser humano.
Recuerdo verle a
mi padre en su cama, con su medicación
en su cuerpo, tratando de pelear contra esa maldita enfermedad y
demostrándonos que la vida sigue muy a pesar de las dificultades.
Dentro de todas
las adversidades que tuvo que vivir mi familia, nunca se me borrará de mi
mente, la frase más elocuente que me dijo mi padre en ese momento.
-
Mijo en las batallas más fuertes, Dios pone a sus mejores
soldados.
La respuesta mía
no se hizo esperar y le dije:
-
Dios no se dio cuenta, que siempre fuiste su mejor
soldado, a pesar que no tenías nada que ver en ellas.
Al muy poco
tiempo después de un tratamiento largo y doloroso con secuelas físicas y psicologías
emprendíamos un nuevo viaje hacia la realidad que nos esperaba. Esta realidad
se convirtió en una pesadilla al momento que nos enteramos que mi padre debía
someterse a radio terapia en el abdomen. Como siempre el show debía continuar
dentro de nuestras vidas porque solamente las personas que estaban junto a
nosotros sabían el suplicio y el horror
que llevábamos en nuestro corazón y que por fuera debíamos tener una coraza para poder soportar
todo el dolor que producía verle a nuestro símbolo sentir malestar y
frustración, de no saber por qué a las personas buenas de corazón y de mente
debían pasar estar pruebas de Dios.
Aprendí que nunca
debíamos buscar un porque o una razón de lo que nos sucedía, ya que cuando más
buscábamos, menos explicaciones encontrábamos en nuestras vidas. Después de un
tiempo de tratar de tener una vida normal. Como la tiene la mayoría de la
persona, comenzamos un tratamiento en Solca con la esperanza más grande que
debe tener una familia cuando existe el amor. Este tratamiento fue el pie para empezar una lucha
y darnos cuenta que el amor de mis hermanas, de mi madre y de mi persona era lo
más puro he inmenso que teníamos sobre él y de igual forma con nosotros.
El tratamiento
marco la vida de mi familia y de mi padre, ya que por una mala práctica media
según mi criterio, perdió toda la sensibilidad y los movimientos de las pierna
pero con coraje y con una rebeldía logro levantarse y volver a caminar y de esa
manera recuperar la vida que siempre tuvo.
Dentro de toda
esta etapa de la enfermad de mi Padre, siempre estuvo mi hermana Gabriela
Rivadeneira y mi cuñado Santiago Flor, quienes trataron de buscar una solución
para todos los problemas que podía existir en ese momento, además nunca dejaron
se mencionar cuáles son las enseñanzas que fue cosechando nuestro papá durante
todo nuestro crecimiento.
Gabriela, quien
siempre fue la más alegre de mi familia, empezaba a tener pensamientos de temor
y de terror, al imaginarse que sería la vida sin nuestro padre.
A pesar de que
existía tratamiento para la enfermedad del cáncer, creo que una persona común y
corriente, no puede soportar tres recaídas de la enfermad, pero la persona que
puso soportar, fue nuestro padre Georing Rivadeneira.
Después de ganar
tantas guerras, un 24 de Diciembre del 2013, se perdió la batalla más grande de
nuestras vidas, y es que falleció mi Padre tras no poder superar una enfermad
que va apagando de a poco, el brillo de una persona.
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