PERIODISMO II
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TRABAJO
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Crónica
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NOMBRE
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Anabel Maritza Toapanta
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CURSO
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5to C
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FECHA
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3 de junio del 2016.
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ANTETÍTULO
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CON LOS AÑOS ENCIMA
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TÍTULO
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BUSCANDO EL BUEN
VIVIR A LA TERCERA EDAD
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SUMARIO
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La población es de la tercera edad,
ellos luchan y piden justicia.
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ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
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El paso de los años en cualquier
persona va dejando secuelas físicas, emocionales y mentales, por lo cual el
cuidado y la atención que estas personas necesitan son mayores, pero lo que
se vive a diario en el país deja mucho que desear en cuanto a buen vivir o
bienestar se trata.
Vemos a ancianos en las calles
mendigando, subempleados o viviendo en condiciones deplorables debido a las
bajas jubilaciones que reciben y que no les sirve para cubrir todos los
gastos esenciales para tener una vida digna.
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CUERPO DEL TEXTO
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La mañana del Lunes 30 de Mayo poseíamos
ansias por conocer más sobre aquellos que llevan la edad encima,
aquellos que para poder conseguir trabajo va desde los 20 años hasta los 40
como máximo, son los veteranos que quedan en el desempleo sufren
consecuencias tales como el desalojo de sus hogares y la depresión de haber
perdido lo que en su juventud les hubiera sido tan sencillo conseguir, su
provisión. Lo que muchos procuran hacer es trabajar lo más posible durante
sus años de bonanza para que al jubilarse puedan tener una pensión justa y
que les brinde satisfacción a sus necesidades, entre las cuales podemos
mencionar no sólo alimento, vivienda y transporte, sino además clínicas,
medicinas, tratamientos físicos o intelectuales entre otras cosas, porque los
años no pasan en vano, y menos si uno vive explotado durante toda su vida.
Pero para obtener un poco más de conocimiento sobre ellos, viajamos hacia el
llamado: Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social (IESS), ubicado en Quito, donde se dice que cumplen los
beneficios del adulto mayor después de varios años de trabajo, “la
jubilación”; pero para nuestra suerte por así llamarla, nos encontramos con
un escasa cantidad de veteranos que esperaban ser atendidos; el gobierno no les da las jubilaciones que
deberían recibir o no se les permite jubilarse mientras no cumplan con las
aportaciones que necesitan para ser beneficiarios del seguro. Nos dice: Jaime
Arteaga que bestia un terno gris elegante y un portafolio negro que solía
llevar a su trabajo (Primera fuente). Tras
caminar hacia la entrada nos
encontramos con un ser devastado y con un rostro reflejado de dolor, Alberto
Casas oriundo de Zamora ha trabajado más de 66 años en una empresa, de la
cual no tuvo ni una sola ayuda. Él nos cuenta que han sido víctimas de
maltrato aun estando en su lucha; sus compañeros y él se ubican raramente en
carpas a las afueras del edificio Zarzuela, donde se ubica el IESS, y desde
el cual les arrojan tornillos con clips a la cabeza, aguas putrefactas, les
gritan viejos vagos, les insultan e incluso los han desalojado en la noche
como si se tratara de delincuentes, utilizando policías y fuerzas armadas,
pero a lo que ellos han respondido con su fortaleza, “aun así continuamos”
dice Alberto Casas (segunda fuente) que con una gorra en su cabeza cubre el
cabello blanco, lleno de canas que pueden contar miles de penas, pero ninguna
tan grande como esta. Las arrugas en su rostro dan cuenta de una persona
dura, su piel bronceada que ha aguantado días enteros al sol y noches
despiadadas a la intemperie, pero ya comienza a mermar debido a las tantas
injusticias que se han cometido contra él y sus compañeros. No existe
justificación para tal deshonra, y mucho menos del IESS, un instituto que se
supone está para velar por la protección y bienestar del pueblo y sobretodo
del adulto mayor. De pronto cuando pensábamos que el dolor era demasiado
evidente, escuchamos llantos amargos, poco a poco caminamos hacia el y
así nos encontramos con un señor que vestía
de atuendo oscuro, los zapatos le brillaban, su camisa era tan blanca como
una nube, tras sus lentes reflejaba una mirada cansada y sentado en el suelo seguía derramando
lágrimas, una tras otra, lentamente nos pronunciamos para conocer el motivo
del rostro mojado de dolor, con pocas palabras nos explicó que estaba cansado
de la injusticia de este país, que las promesas se quedan en el aire, que
después de 50 años de servicio a este país, su jubilación no llega todavía, y
además de demorosa, es mínima. $200 dólares es lo que le ofrecen como
jubilación mensual, dinero que no cubre un arriendo, ni una canasta familiar
básica, que no le asegura una vida digna en este país que hasta existe un
ministerio del Buen Vivir. País
desangrado por la corrupción y la inestabilidad política que terminan pagando
los pobladores, los mismos que llevan el peso de levantar a su nación que se
ha hundido por las malas administraciones. Nos cuenta el hombre de las
lagrimas injustas pro llenas de dolor Armando Cerón (tercera fuente)
Alberto y sus compañeros continúan
en su lucha y continuarán hasta llegar a las últimas consecuencias, aunque
para algunos de sus camaradas la resistencia ha sido mucho más intensa, pues
en fotografías y aún con temor recuerda que fueron trasladados ya varios de
sus colegas a centros de salud y clínicas debido al deterioro que les ha
traído esta lucha tan sacrificada que les ha tocado a su tercera edad, edad
en la que ellos creen que ya deberían estar en la comodidad de su hogar y
disfrutando de los placeres que trae consigo el descanso de la ciudad y de la
vida del ajetreo laboral. Pero como dicen: Hay personas que no morirán en la
primera guerra, este es el caso de un miembro más de este pequeños grupo de
jubilados, Antonio Guerrero (Cuarta
fuente), cabello blanco, sonrisa agradable, y un autoestima que supera a
los jóvenes amargados de este tiempo.
Su desempleo le ha obligado a trabajar en un taller de rotulación en
el que aunque no haga labores muy pesadas, el cansancio comienza a pasarle
factura. Pero a pesar de esa dificultad Él afirma que aún tiene ganas de
salir adelante, las fuerzas para él no se acaban, aunque de vez en cuando con
alguna dificultad, él quiere seguir en su lucha, día a día ganando lo
necesario para vivir, pero con 70 años de edad, lo que merece es tener
labores sencillas y tranquilas en la comodidad de su hogar, acompañado de sus
hijos y nietos, compartiendo los años de su vejez con sus seres amados en un
ambiente de armonía y relajación, no templando lonas de rótulos, pegando
letras de metal o cargando cajas de material. Antonio dice : Nuestro esfuerzo
en la vida es enorme, y a pesar de que la mayoría de personas no tienen los
recursos o las posibilidades para vivir de una manera digna, no debemos
limitarnos a esperar que no suceda lo peor para cada uno; debemos darnos
cuenta de que todos llegamos a viejos, que por más dinero que podamos tener
hoy, el futuro para cualquier individuo es incierto.
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Conclusión
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Al estado no le interesa ayudar a
los viejos, la sociedad los siente como un gasto inservible, parece casi como
si quisieran matarles pronto, acabar con ellos y borrarles de la faz de la
tierra, haciéndose los humanos al salvarles de los sufrimientos de la vida,
en lugar de rescatarles de una muerte inhumana. Tenemos un alma, tenemos
energía, nuestra vida no es la misma de ningún otro, cada ser vive una
experiencia totalmente diferente e individual, pero por muy diferentes que
seamos, todos tenemos el mismo destino, seremos viejos, tendremos aciertos y
desaciertos, conoceremos gente buena y mala, moriremos… daremos un gran y
aventurado viaje por esto que llamamos vida, tendremos luchas distintas a
cada edad, a cada situación la enfrentaremos de manera alternativa, pero a
donde sea que lleguemos, que no nos ignoren, que no nos den una patada y nos
manden a la mierda por ser viejos, por haber entregado ya todo a la sociedad
y que nos sientan vacíos e inútiles, sino que nos den el lugar merecido, el
digno y apetecido descanso después de una larga y feliz travesía por los
azares de la existencia.
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Frases,
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“No ha de ser dichoso
el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.”
Epicuro de Samos
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