lunes, 15 de agosto de 2016

Crónica numero 1

PERIODISMO II
TRABAJO
Crónica
NOMBRE
Anabel Maritza Toapanta
CURSO
5to C
FECHA
3 de junio del 2016.
ANTETÍTULO
CON LOS AÑOS ENCIMA
TÍTULO
BUSCANDO EL BUEN VIVIR A LA TERCERA EDAD
SUMARIO
La población es de la tercera edad, ellos luchan y  piden justicia.
ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
El paso de los años en cualquier persona va dejando secuelas físicas, emocionales y mentales, por lo cual el cuidado y la atención que estas personas necesitan son mayores, pero lo que se vive a diario en el país deja mucho que desear en cuanto a buen vivir o bienestar se trata.
Vemos a ancianos en las calles mendigando, subempleados o viviendo en condiciones deplorables debido a las bajas jubilaciones que reciben y que no les sirve para cubrir todos los gastos esenciales para tener una vida digna.
CUERPO DEL TEXTO
La mañana del Lunes 30 de Mayo  poseíamos  ansias por conocer más sobre aquellos que llevan la edad encima, aquellos que para poder conseguir trabajo va desde los 20 años hasta los 40 como máximo, son los veteranos que quedan en el desempleo sufren consecuencias tales como el desalojo de sus hogares y la depresión de haber perdido lo que en su juventud les hubiera sido tan sencillo conseguir, su provisión. Lo que muchos procuran hacer es trabajar lo más posible durante sus años de bonanza para que al jubilarse puedan tener una pensión justa y que les brinde satisfacción a sus necesidades, entre las cuales podemos mencionar no sólo alimento, vivienda y transporte, sino además clínicas, medicinas, tratamientos físicos o intelectuales entre otras cosas, porque los años no pasan en vano, y menos si uno vive explotado durante toda su vida. Pero para obtener un poco más de conocimiento sobre ellos, viajamos hacia el llamado:  Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ubicado en Quito, donde se dice que cumplen los beneficios del adulto mayor después de varios años de trabajo, “la jubilación”; pero para nuestra suerte por así llamarla, nos encontramos con un escasa cantidad de veteranos que esperaban ser atendidos;  el gobierno no les da las jubilaciones que deberían recibir o no se les permite jubilarse mientras no cumplan con las aportaciones que necesitan para ser beneficiarios del seguro. Nos dice: Jaime Arteaga que bestia un terno gris elegante y un portafolio negro que solía llevar a su trabajo (Primera fuente). Tras caminar  hacia la entrada nos encontramos con un ser devastado y con un rostro reflejado de dolor, Alberto Casas oriundo de Zamora ha trabajado más de 66 años en una empresa, de la cual no tuvo ni una sola ayuda. Él nos cuenta que han sido víctimas de maltrato aun estando en su lucha; sus compañeros y él se ubican raramente en carpas a las afueras del edificio Zarzuela, donde se ubica el IESS, y desde el cual les arrojan tornillos con clips a la cabeza, aguas putrefactas, les gritan viejos vagos, les insultan e incluso los han desalojado en la noche como si se tratara de delincuentes, utilizando policías y fuerzas armadas, pero a lo que ellos han respondido con su fortaleza, “aun así continuamos” dice Alberto Casas (segunda fuente)  que con una gorra en su cabeza cubre el cabello blanco, lleno de canas que pueden contar miles de penas, pero ninguna tan grande como esta. Las arrugas en su rostro dan cuenta de una persona dura, su piel bronceada que ha aguantado días enteros al sol y noches despiadadas a la intemperie, pero ya comienza a mermar debido a las tantas injusticias que se han cometido contra él y sus compañeros. No existe justificación para tal deshonra, y mucho menos del IESS, un instituto que se supone está para velar por la protección y bienestar del pueblo y sobretodo del adulto mayor. De pronto cuando pensábamos que el dolor era demasiado evidente, escuchamos llantos amargos, poco a poco caminamos hacia el y así  nos encontramos con un señor que vestía de atuendo oscuro, los zapatos le brillaban, su camisa era tan blanca como una nube, tras sus lentes reflejaba una mirada cansada y  sentado en el suelo seguía derramando lágrimas, una tras otra, lentamente nos pronunciamos para conocer el motivo del rostro mojado de dolor, con pocas palabras nos explicó que estaba cansado de la injusticia de este país, que las promesas se quedan en el aire, que después de 50 años de servicio a este país, su jubilación no llega todavía, y además de demorosa, es mínima. $200 dólares es lo que le ofrecen como jubilación mensual, dinero que no cubre un arriendo, ni una canasta familiar básica, que no le asegura una vida digna en este país que hasta existe un ministerio del Buen Vivir.  País desangrado por la corrupción y la inestabilidad política que terminan pagando los pobladores, los mismos que llevan el peso de levantar a su nación que se ha hundido por las malas administraciones. Nos cuenta el hombre de las lagrimas injustas pro llenas de dolor Armando Cerón (tercera fuente)
Alberto y sus compañeros continúan en su lucha y continuarán hasta llegar a las últimas consecuencias, aunque para algunos de sus camaradas la resistencia ha sido mucho más intensa, pues en fotografías y aún con temor recuerda que fueron trasladados ya varios de sus colegas a centros de salud y clínicas debido al deterioro que les ha traído esta lucha tan sacrificada que les ha tocado a su tercera edad, edad en la que ellos creen que ya deberían estar en la comodidad de su hogar y disfrutando de los placeres que trae consigo el descanso de la ciudad y de la vida del ajetreo laboral. Pero como dicen: Hay personas que no morirán en la primera guerra, este es el caso de un miembro más de este pequeños grupo de jubilados, Antonio Guerrero (Cuarta fuente), cabello blanco, sonrisa agradable, y un autoestima que supera a los jóvenes amargados de este tiempo.  Su desempleo le ha obligado a trabajar en un taller de rotulación en el que aunque no haga labores muy pesadas, el cansancio comienza a pasarle factura. Pero a pesar de esa dificultad Él afirma que aún tiene ganas de salir adelante, las fuerzas para él no se acaban, aunque de vez en cuando con alguna dificultad, él quiere seguir en su lucha, día a día ganando lo necesario para vivir, pero con 70 años de edad, lo que merece es tener labores sencillas y tranquilas en la comodidad de su hogar, acompañado de sus hijos y nietos, compartiendo los años de su vejez con sus seres amados en un ambiente de armonía y relajación, no templando lonas de rótulos, pegando letras de metal o cargando cajas de material. Antonio dice : Nuestro esfuerzo en la vida es enorme, y a pesar de que la mayoría de personas no tienen los recursos o las posibilidades para vivir de una manera digna, no debemos limitarnos a esperar que no suceda lo peor para cada uno; debemos darnos cuenta de que todos llegamos a viejos, que por más dinero que podamos tener hoy, el futuro para cualquier individuo es incierto.
Conclusión
Al estado no le interesa ayudar a los viejos, la sociedad los siente como un gasto inservible, parece casi como si quisieran matarles pronto, acabar con ellos y borrarles de la faz de la tierra, haciéndose los humanos al salvarles de los sufrimientos de la vida, en lugar de rescatarles de una muerte inhumana. Tenemos un alma, tenemos energía, nuestra vida no es la misma de ningún otro, cada ser vive una experiencia totalmente diferente e individual, pero por muy diferentes que seamos, todos tenemos el mismo destino, seremos viejos, tendremos aciertos y desaciertos, conoceremos gente buena y mala, moriremos… daremos un gran y aventurado viaje por esto que llamamos vida, tendremos luchas distintas a cada edad, a cada situación la enfrentaremos de manera alternativa, pero a donde sea que lleguemos, que no nos ignoren, que no nos den una patada y nos manden a la mierda por ser viejos, por haber entregado ya todo a la sociedad y que nos sientan vacíos e inútiles, sino que nos den el lugar merecido, el digno y apetecido descanso después de una larga y feliz travesía por los azares de la existencia.
Frases,

“No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.”
Epicuro de Samos

 



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