lunes, 15 de agosto de 2016

Un nuevo comienzo - Germán Romo


La vida del colegio un tanto monótona, que cuando uno la vive dice “quisiera que esto termine olvidarme de todo y de todos”, pero la verdad es diferente. Para mi parecer actualmente no existe otra etapa más linda que el colegio, que aunque pensaba de la misma forma, me di cuenta que estaba totalmente equivocado ya que el paso del colegio a la universidad es gigante ya que primero no conoces a nadie, no sabes el funcionamiento de nada y por último no tienes idea de cómo son los profesores.
Al recibir mi puntaje vía internet no lo podía creer: tenía la universidad, la carrea que me atraía y no me iba a costar casi nada. Después sentí  temor porque no sabía cómo iba ser todo, ni siquiera sabía si iba a tener amigos. En todo el tiempo que faltaba para incorporarme del colegio tenia esas dudas, pero no era el único todos los chicos de mi clase se hacían las mismas preguntas.
La primera vez que entre a la FACSO fue el día de matrículas en donde conocí por casualidad a Mafer, posteriormente descubriría que ella sería una de mis compañeras en el prepo, que me ayudo a ordenar y completar los papeles para la inscripción. Pero el día en el que más sentía nervios fue un lunes de septiembre del 2013, día en el que las clases se iniciaban. Llegue temprano y me senté en una especie de cilla de concreto del último piso. Alado mío estaba una chica de cabello largo y negro con una amiga, a lo lejos vi que se acercaba una de mis compañeras del colegio con la cual nunca habíamos tratado, se sentó alado mío y me hizo la conversa. Sin embargo yo trate de evadirle y le hice la conversa a aquella chica de cabello oscuro, ella me dijo que se llamaba Wendy y que la chica con la que estaba conversando era su amiga del colegio que estudia administración en la misma universidad, así pasamos un largo tiempo hasta cuando ya era el turno de entrar a clases, en donde inevitablemente me tocó sentarme con mi amiga del colegio. Al transcurrir la tarde me di cuenta de que Mafer, la muchacha que me ayudo en las matriculas, estaba en el mismo curso, así que me le acerque y le salude cordialmente.
La tarde transcurrió normalmente, mi temor se había ido disipando paulatinamente al conocer a los profesores y su método de enseñanza. Lo único que tenía que hacer es cambiar mis hábitos de estudio y prestar atención a cada una de las clases. Lo que me faltaba superar era el regreso a mi casa, eso me tenía muy preocupado ya que no solía coger buses tan tarde, afectaba mi situación que casi ninguno de mis compañeros de clase vivía por el norte, sin embargo conocí a Bryan y Andrea, mis amigos más confiables hasta la actualidad, que me acompañaron hasta la parada en donde debía tomar el bus, eso sucedió todo el semestre.
El tiempo siguió pasando, seguí conociendo amigos, profesores y materias (unos mejores que los otros). La amistad que entable aquel primer día se fortaleció, actualmente estoy cursando quinto semestre y paulatinamente al pasar el tiempo me di cuenta de que en la universidad no puedes pasar el mismo tiempo de calidad que pasabas en el cole.
  

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