La vida del colegio un
tanto monótona, que cuando uno la vive dice “quisiera que esto termine olvidarme
de todo y de todos”, pero la verdad es diferente. Para mi parecer actualmente
no existe otra etapa más linda que el colegio, que aunque pensaba de la misma
forma, me di cuenta que estaba totalmente equivocado ya que el paso del colegio
a la universidad es gigante ya que primero no conoces a nadie, no sabes el
funcionamiento de nada y por último no tienes idea de cómo son los profesores.
Al recibir mi puntaje vía
internet no lo podía creer: tenía la universidad, la carrea que me atraía y no
me iba a costar casi nada. Después sentí
temor porque no sabía cómo iba ser todo, ni siquiera sabía si iba a
tener amigos. En todo el tiempo que faltaba para incorporarme del colegio tenia
esas dudas, pero no era el único todos los chicos de mi clase se hacían las
mismas preguntas.
La primera vez que entre
a la FACSO fue el día de matrículas en donde conocí por casualidad a Mafer,
posteriormente descubriría que ella sería una de mis compañeras en el prepo,
que me ayudo a ordenar y completar los papeles para la inscripción. Pero el día
en el que más sentía nervios fue un lunes de septiembre del 2013, día en el que
las clases se iniciaban. Llegue temprano y me senté en una especie de cilla de
concreto del último piso. Alado mío estaba una chica de cabello largo y negro
con una amiga, a lo lejos vi que se acercaba una de mis compañeras del colegio
con la cual nunca habíamos tratado, se sentó alado mío y me hizo la conversa.
Sin embargo yo trate de evadirle y le hice la conversa a aquella chica de
cabello oscuro, ella me dijo que se llamaba Wendy y que la chica con la que
estaba conversando era su amiga del colegio que estudia administración en la
misma universidad, así pasamos un largo tiempo hasta cuando ya era el turno de
entrar a clases, en donde inevitablemente me tocó sentarme con mi amiga del
colegio. Al transcurrir la tarde me di cuenta de que Mafer, la muchacha que me
ayudo en las matriculas, estaba en el mismo curso, así que me le acerque y le
salude cordialmente.
La tarde transcurrió
normalmente, mi temor se había ido disipando paulatinamente al conocer a los
profesores y su método de enseñanza. Lo único que tenía que hacer es cambiar
mis hábitos de estudio y prestar atención a cada una de las clases. Lo que me
faltaba superar era el regreso a mi casa, eso me tenía muy preocupado ya que no
solía coger buses tan tarde, afectaba mi situación que casi ninguno de mis
compañeros de clase vivía por el norte, sin embargo conocí a Bryan y Andrea,
mis amigos más confiables hasta la actualidad, que me acompañaron hasta la parada
en donde debía tomar el bus, eso sucedió todo el semestre.
El tiempo siguió pasando,
seguí conociendo amigos, profesores y materias (unos mejores que los otros). La
amistad que entable aquel primer día se fortaleció, actualmente estoy cursando
quinto semestre y paulatinamente al pasar el tiempo me di cuenta de que en la
universidad no puedes pasar el mismo tiempo de calidad que pasabas en el cole.
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